Estos aforismos están escritos a golpes de insomnio, a media noche, desde el móvil para no despertarme del sueño erótico o de la pesadilla de no tener al objeto, al sujeto y al predicado de mis desvelos ocupando mi lado de la cama. Encima o debajo de mí, sin discriminar.

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Algunos también se me ocurrieron mientras nadaba y los tuve que repetir hasta que salí del agua para no olvidarme, por eso él se me quedó tan grabado en la memoria y todavía no me lo he podido extirpar. En el super, también se me ocurrió alguno mientras compraba carne, a falta de otro hueso mejor que roer.

 

Y al anochecer, con el vino, fluían a raudales como a la maravillosa ilustradora Laura XXX le han brotado de los dedos las ilustraciones en una conexión cósmica con los sentimientos que yo deseaba transmitir en mis breves apuntes de nostalgia canalla.